La vida es una espiral.

Todos los sueños que abrazamos con fuerza parecen haberse esfumado.

Abrázame fuerte y hazme volar. Hazme reír.

Desnuda. Fría. Y sintiendo mis huesos pegados en el suelo.

Sola. Tibia. Blanca como la nieve que me caerá algún día.

Invierno. Lluvia. La soledad se me aferra al alma.

Diciembre. Café sin leche. Llantos inundan mi monotonía.

Locura. Espejismos. Desquiciada al no aferrarme a nadie, al no aferrarme a mí.

Despojos. Ausencia. Abrazos al aire.

Susurros. Armonía. Y olvidada de tí, desdichada de tu vida.

Efímera. Sensible. Y sola, como una prostituta esperando un servicio de noche.

Desquiciada. Congelada. Soñando utopías, inventando sueños.

Adiós. Hasta nunca. Nos encontraremos en otra vida.

Nihil.

Almacenando recuerdos en una fría caja de música,

se me olvidaron tus besos,

ya no recuerdo la textura de tus manos,

y no se como es el tacto de tu piel, ni el color de tus ojos.

Las lágrimas almacenan olvido,

como si fuese el componente indispensable de una molécula.

Te esfumaste de mis sueños como el viento arrastra hojas secas,

la silueta de tu cuerpo desnudo desaparece de mi mente

como la espuma al rozar la orilla.

No volvimos a formar un solo cuerpo,

no terminamos de pintar nuestro universo.

Ya no quedan constelaciones,

ya no se el sabor de tu saliva.

¿Y ahora qué?

Me pregunto a mí misma.

¿Podré salir de este callejón sin tu risa?

Pasado, presente y futuro.

Mi corazón se hace un nudo.

¿Volverás? No lo creo.

¿Te olvidaré? Eso espero.

Tiempo al viento.

Amargo aliento.

Desesperación cardiaca.

Dalí.

O quizás... nunca.

Volviendo a caminar descalza,

las baldosas atraviesan mis pies fríos.

Vuelven los abrazos de la lluvia,

besos vacíos que se esfuman en un aire congelado.

El humo de su cigarro grabado en mi nariz,

recordando su piel a cada paso que doy.

Mi cama acoge soledad,

las lágrimas queman el sol.

Los recuerdos contaminan mi vida,

ahora solo me desnuda el invierno.

La aurora se esconde, como siempre...

entre montañas.

Segregated.

Y no, no somos libres. (Ni para cagar literalmente)

Lunch on the empire state.

Eclipse interior.

Gira, da vueltas, maréate en mi espiral.

Brinca, salta, destruye tu cama.

Vuela, abre tu ventana...

Dispárame con amor.

Mátame si quieres,

quiero tus balas de placer en mi sangre.

Lléname de muerte; lléname de vida.

Házme heridas incoscientemente.

Encapríchame de tu hemisferio y

cuélate en mi sistema solar.

Algas sin colchón.

Dulce y a la vez amargo,

superfluo mar; intensa locura.

Composiciones de llanto y de odio;

ligas en un cajón sin estrenar.

La hiel de las mañanas con ojos pegados;

contrastados y pintados.

Pezones tiesos cubiertos de copos de nieve;

el vaso medio vacío.

Enchufes electrocutados y pelos de punta;

un invierno en una disolución acuosa.

Las palabras se olvidan;

los sueños perduran.

In·comprensible

Y no, no volví a sentir, como se deshacía una galleta de sabor a chocolate en mi boca. Tampoco encuentro cuando abro mi cajón de los despojos; el trozo de luna que me regalaste. No, ya no, ya no siento escalofríos cuando las hojas se caían al suelo dando la bienvenida a mi queridísimo otoño. La lluvia ya no quiere mojarme la cara, me evita cada vez que me la encuentro y las margaritas de mi jardín han desaparecido de mi vista por completo. Y el sol... maldito sol, no quiere verme, ni siquiera sale para darme los buenos días o para colarse por las ranuras de mi persiana y despertarme. Parece que los melocotones ya no quieren ir al supermercado, parece ser que tampoco quiere que les acaricie su piel aterciopelada. Las plantas que riego no quieren crecer, ¿ se habrán ido al país de nunca jamás? Las velas que enciendo en mis tenebrosas noches nunca se terminan por consumir, y no me dejan dormir. Los libros pasan sus hojas velozmente en mi cabeza, y no me dejan degustarlos. Es raro también, que el viento no me despeine cuando está en sus mejores días ociosos. Las mariposas ya no se posan en mi pelo, no se que las he podido hacer. Y para colmo, los laberintos que habitaban en mis pensamientos han desaparecido por completo. Y no, no volví a sentir nada de lo que antes forma parte de mi cotidiana vida, ¿será que he dejado de ser una niña? No, mejor no pararse a pensarlo.

Mi constelación favorita.

Tus leves y cálidas palabras
susurran vientos al hemisferio:
de mis tíbios oídos.

Noto como tu mirada se
enrrosca con la mía y
eso provoca un montón
de meteoritos que no paramos de esquivar,
continuamente;
finalmente me hundo en un profundo agujero negro
que se desintegra en mi universo.

Siento como los lunares de mi piel
se mezclan con los tuyos;
al adentrarme en tu vía lactea.

Tus manos que son infinitas,
aprientan mis planetas
que tiemblan al ponerse
en contacto con los cosmos fusionados
en un tic-tac de la atmósfera de mi sol más radiante
...mi corazón.

Susurros y despojos.

Gris, es el cielo que te ilumina en ese triste callejón.
Gris, es la tenue luz que te ilumina cada mañana y cada tarde.
Gris, es el rocío que te guarda siempre tu sitio.
Grises, son las baldosas en las que te sientas y las que pisas.
Gris, es la lata en la que algunas personas te hechan monedas cobrizas.
Grises, son tus ojos, acompañados de tu mirada gris que esta presente en todas partes,
y en todas las miradas de la gente.
Gris y blanca, es tu barba, siempre acurrucada en una triste sonrisa.
Gris, es tu camisa vieja y desgastada por la lluvia, grises son tus pantalones rotos de soportar tantos sueños desaliñados.
Grises y cansadas son las venas que afloran en tus manos, de tocar en este frío invierno.
Gris, es cada nota musical que te sale del pecho.
Gris, es cada acorde que sueltas levemente hacia mis impertinentes oídos.
Grises, eran las tardes en las que me sentaba y en una banco gris de piedra y me
quedaba atónita e inmóbil escuchando cada rasqueo melodioso en tu guitarra.
Grises, eran mis lágrimas al verte tocar.
Grises, eran tus canciones... pero no tu alma.

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para tí.

Camina, sin mirar atrás. No, ella nunca mira atrás, ¿para qué? No quiere más sufrimiento. No quiere más pasado. Camina, siempre de día. Observa a las farolas iluminadas por la luz del sol, y camina despacio, pisando con sus botas sucias manchadas de barro suavemente y con tacto; cada baldosa sostenida en la tierra, arrastra charcos y mareas con sus pies. Pero a ella no la importa. Porque ella está contenta, ahora es libre y nadie jamás la volverá a poner una mano encima. Ahora ella luce su alegría por las calles, su cabello liso y negro vuela sin cuidado azotado por el viento. Y su vestido de flores parece que anuncia la completa primavera en pleno invierno. Hace frío pero hoy, a ella no la importa, quiere sentir el calor de la gente y de sus miradas, quiere sentirse una mujer, la mujer que llevaba escondida hace tiempo en unos sucios recuerdos y golpes. Quiere que las personas la observen con dulzura, que la deseen, que la vean hermosa. Se repite continuamente segun va caminando: nadie, nadie nadie... nunca más... nadie. Lo grita por la calle, la gente la mira, rebosa de felicidad, pero a ella no la importa que la miren, porque es feliz, salta lo vuelve a gritar, corre por las calles, no tiene absolutamente vergüenza, la falta poco para volar... Y lo que la queda por volar, ella volará y recuperará todo el tiempo perdido en 10 años de matrimonio convertidos en un infierno. Un infierno que viven al dia cientos de hombre y mujeres en todo el mundo. Un infierno lleno de abusos sexuales, de maltratos, insultos, faltas de respeto. Nadie, merece ser maltratado. Nadie. Y ella aguantó, pero no siempre se aguanta.

A moment in the life of me.

Es inoportuno, nose si viene o va, si entra o sale, si esta o no está. Mi corazón piensa por dos y se divide en un suspiro de imaginación. Vuela hacia un sitio, y anda hacia otro. Duerme despierto y sueña dormido. ¡Espantosos pensamientos!

Black.

Miedo, tengo miedo. Miedo a la oscuridad.
Miedo a las ruinas. Miedo a desvanecer. Miedo a
caerme y no volverme a levantar. Miedo a cambiar de risa. Miedo a la destrucción. Miedo a que suceda. Miedo a sentir. Miedo a la nada. Miedo al vacío. Miedo a absternerme. Miedo a un huracán de pensamientos. Miedo a evadirme demasiado. Miedo a que un trueno entre por mi ventana. Miedo a que se marchite una flor delante de mí. Miedo a los avismos. Miedo, tengo demasiado miedo de los sueños. Miedo a que deje de llover. Miedo a los rayos del sol. Miedo a nuevas aventuras. Miedo al futuro. Miedo a que se contamine un corazón. Miedo hacia la realidad. Miedo al tener la piel de gallina. Miedo a lo desconocido. Miedo a encontrarte. Miedo a que la música desaparezca. Miedo a que el viento me arrastre. Miedo al desastre. Miedo a que la humedad se apodere de mi cuerpo. Miedo a aprender a volar con la imaginación. Miedo a escribir(te).Miedo a ser completamente libre. Miedo al miedo. Miedo a tí... y a mí.

Sueños putrefactos.

- Creo que ha llegado el momento en el que debriamos dejar de soñar, ¿No crees?
- No, no lo creo, ¿que seriamos sin los sueños?
- ¿Que, qué seríamos? Pues mira para empezar, los sueños nos atrapan en los que no podemos cumplir, nos aturden, y nos atraen a unos sumisos avismos que dominan nuestra mente.

Los pies en las nubes.

Siempre quise tocar el cielo... ¿tù no?.

¿Què? ¿Me estàs diciendo que nunca lo has tocado... ni si quiera con la punta de los pies? No me lo puedo creer, ¡No tocar cielo! Todo el mundo lo hace. Ven, cojeme de la mano, que vamos a volar los dos juntos. Coje esas alas y pòntelas, mmmm... no mejor ponte esas. Sí, sí. Esas mismas. ¿Què estoy loco? Para nada. Ahora sientate en el alfèizar de la ventana. No, ¿còmo te va ha pasar algo por sentarte en el alfèizar de la ventana? Empiezo a dudar de si la loca eres tù. Ahora aprietame bien la mano... tres, dos, uno. ¿Lo notas? ¿Notas el aire fluyendo por la planta de tus pies y como se desliza por cada uno de tus finos dedos? Imaginate un brillante cielo azul, imaginate un mediodìa con un sol abrasador, pero no dejes de pensar en el aire. ¿Notas como te elevas al cielo? Mira cuantos pàjaros vuelan sin cesar y se posan en los rojizos tejados... ¿Ves a toda esa gente que camina sin cesar? No te precupes, no seas pesada, que ya llegamos. Mmmmm, aquì si que se respira bien profundo, ¿no crees? No te olvides del aire, tienes que sentir el aire, es muy importante. Ya hemos llegado al aparcamiento de las nubes, elige una. ¿Cuàl, esa? No te la aconsejo, he tenido malas experiencias con ella. Vamos a elegir esta. Bien, ahora sìgueme pero no me sueltes la mano, y recuerda no te olvides de... ¡Sí! El aire. Veo que ya te lo has aprendido. Ahora sièntate. No, no tengas miedo no te vas a caer. ¿Has sentido esto alguna vez? Es maravilloso. Aquì no existen leyes, ni nostalgias, ni penas, ni guerras, ni injusticias, ni dolor, ni dinero, ni religiòn. No, no. Aquì no existe nada de eso, nada de preocupaciones. Aquì no hay tiempo, tu decides cuando salir de aquì y cuando volver. ¿Sabes lo que estàs haciendo ahora mismo? ¡Estàs sentada en una nube! ¿Quieres que te diga el truco para cuando quieras volver? Tienes que imaginar. Sí, si, imaginar como lo oyes. Sigue imaginando. Imagina todo lo que desees hacer y donde quieras estar, y la imaginaciòn guiarà ese camino. Y no lo dejes de hacer nunca, nunca. Imaginar es el mejor poder que existe en tu mente, y a veces en tù corazòn.

La estupidez aflora.

Escribe. Fuma. Moja la pluma en el tintero y todo marcha al ritmo de la mùsica de Los Ramones, da otra calada y se para a pensar, se rompe la pluma, la tinta se desmorona sobre el papel y todas las ideas se desbordan. ¡Oh! ¡No! Tristes pensamientos inmundos, que se apoderan de mis ingenuos poemas sucios y desorbitados.

Trapos suzios y demàs constelaciones.

Hay algo que se desgasta; como cuando una piedra golpea a otra piedra.
Hay algo que se pierde; como una oscura mente en un interminable viaje.
Hay algo que da miedo; como un sobrio trueno en una noche de verano y una lluvia que no cesa.
Hay algo que se evade; como cuando una sombra te atrapa mientras estas sentado en un callejòn y la soledad aflora en tu alma.
Hay algo que se aleja; como una hoja seca soplada por el viento que vuela libremente.
Hay algo que ya no siente; que no existe y de èl no queda rastro y que ya no vivirà mas en mi, como un corazòn lleno de interrogaciones.

Palabras de mujer.

Esta ausencia de tì,
estos avismos que desgarran una tortuta interminable,
(de no tenerte) y desembocan en una leve locura,
llena de utòpicas esperanzas y sentimientos.

Nada es casual, ¿sabe?

Huìamos a travès de la noche. Casi, Incluso, a travès del tiempo. Porque de lo que escapàbamos era de las tradiciones milenarias, la historia, la incultura, el dominio del dèbil a manos del fuerte, la intolerancia, la esclavitud... Lacras arraigadas en el submundo de mi fascinante India. Dios mìo... mi fascinante India. Un ocèano perdido, distante y remoto, sin costas a las que nadar.

(Fragmento de La música del viento.Jodi Sierra i Fabra)

Expulsada al paìs de las maravillas.

La evasión atmosférica de la rutinaria vida.

Un patriota, un idiota.

Eso de extrañar, la nostalgia y todo es eso, es un bálsamo. No se extraña un país. Se extraña el barrio en todo caso pero también lo extrañas si te mudas a diez cuadras. El que se siente patriota, el que cree que pertenece a un país es un tarado mental. La patria es un invento. Que tengo que ver yo con un tocumano o con un salteño. Son tan ajenos a mi como un catalán o un portugués. Estadísticas. Números sin cara. Uno se siente parte de muy poca gente. Tu país son tus amigos y eso si se extraña.

(Martín Hache)

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

(...) Lucha y libera tu mente,la gente que lo hace suele ser consecuente, no dejes que te gane la pereza, y lucha siempre por tu conciencia, en este mundo hay mucho que cambiar, y si no es por ti todo va a seguir igual, esto es de todos, y todo es de todos, nada para mi y todo para vosotros.

(Canteca de Macao)

Disfruta de la vida, a cada momento, a cada instante y sobre todo a cada segundo que pasa.

Y puedo tocar la hierva, sentir el terciopelo. Lentamente empecé a acariciar mi cuerpo, por fin había descubierto que camino debía seguir, el de ser yo misma. A pesar de que llovía torrencialmente, decidí salir a la calle, quería compartir ese momento con alguien que siempre había estado a mi lado.

[...]
-¿Y qué vas ha hacer ahora?
-Vivir.
[...]

Si quereis ponerme un nombre, adelante, no me importa, pero saber que lo que soy en realidad es una nereida, una ninfa sencillamente.

(Diario de una ninfómana)